Vivencias polimórficas de un treintañero perplejo.

miércoles, 17 de junio de 2009

Canción de amor a una salagartija


(Que me perdone el maldito G.A. Bécquer, esté dónde esté)




Hace tiempo que venía queriendo escribir un post sobre San Francisco. ¡Qué bonita ciudad, eh, Porerror? Y además allí inventaron los pantalones vaqueros… No la ciudad, señora, sino el santo del siglo XIII que le da nombre. ¿Motivo? Salvo que no me ha dado por la pobreza ni por predicar el Evangelio, mi vida aquí en Cosica se asemeja cada vez más a la del santo de Asís. Todo el día entre animales. A los hermanos insectos y arácnidos que mencioné en el test del Facebook, a mis hermanos los perros, a los caballitos, a los ponis, a mis hermanos burros, a los leones del circo… he de añadir ahora una nueva compañera.


Obviamente, no os lo he contado todo sobre mi vida aquí: la realidad es que no vivo solo. Tengo una pretendía a la que conocí hace dos semanas. Espero que el buen Bohemio no se me ponga celosón, pero eso es así. Mi nueva compañera de piso se llama Diana, en homenaje a la mítica malvada de la serie V (personaje que, por cierto, Daniel Ruiz declaró musa del palotismo infantojuvenil). Digamos que ambas tienen la piel verde y que a las dos les puede pasar que les digan que son unas auténticas “lagartas”.

Paso a contaros cómo nos conocimos. Del salón en el ángulo oscuro, de su dueño tal vez olvidada, silenciosa y cubierta de polvo veíase a la criatura. Una bonita ¿lagartija? ¿salamanquesa? (mis colegas, aún menos zoólogos que yo, no se pusieron de acuerdo)….. optaré por llamarla salagartija, término híbrido que me aseguran es de uso frecuente en Sevilla, y que me agrada en demasía. La salagartija mostrose de primera hora un punto tímida, pero enseguidita cogió confianza. ¿Cómo te llamas? Diana, me contestó con esa voz de puta, de reptil, que me tiene el seso sorbido. ¿Estudias o trabajas? Estudio la manera de meterme en tu casa. Duras palabras, amigos, pero qué queréis, ella era una salagartija, yo un pobre inquilino con un caserón lleno de insectos, she wanted in, se llamaba Diana y ya estaba dentro.



Esto sucedió exactamente hace quince días, el martes 2 de junio (algunos lectores recordarán que se lo conté por MSN Messenger). Ha pasado poco tiempo, lo sé, pero a día de hoy Diana y yo somos inseparables. No me admira su correteo por la casa, aunque de dos semanas, me admiró su cariño mucho más: porque lo que hay en mí que vale algo, eso… ni lo ha podido sospechar! A veces Diana se esconde en el patio de luces para gastarme una bromita, y amaga con entrar por la ventana de mi dormitorio para desordenar mis ya de por sí revueltas noches cosiquesas. A veces hace como Dino el de Los Picapiedra, y sale a recibirme nada más me oye llegar del trabajo, contentísima, meneando la colita… bueno, eso no... lo confieso, creo que debería contaros algo.

¿Sabéis lo que nos decían en el colegio de que si a un bichito de estos se le cortaba la cola esta seguía viva serpenteando independientemente del cuerpo, el cual se regeneraba y la cola volvía a crecer? Pues es todo verdad. Resulta que un día mi Diana, que es tan juguetona, se acercó a darme una sorpresa al sofá donde yo estaba, y, en un mal gesto (absolutamente por error) le corté la cola de un escobazo. La cola sigue ahí en el patio, por si queréis verla, aunque ya no se mueve. Diana aquel día se molestó un poco y no quiso más mimos, pero a la mañana siguiente ya estaba remoloneando una vez más por entre las románticas bombonas de butano. Su colita era verde, y si en su fondo, como un punto de luz radia una idea, me parece en el cielo de la tarde una perdida estrella.


Pero cola o no cola ella sigue igual de juguetona, se pasea a sus anchas por la casa, como enseñoreándose, como tomando posesión de ella. Hoy ha habido una escena muy bonita con Diana, de pura ternura. Al llegar del trabajo no la he visto. Me he ido a cambiar (directamente ya vivo en bañador, amigos), he entrado a la cocina para poner en el microondas mi filete de panga y sus moscas, y al salir ella ha querido darme una sorpresa, que tanto le gustan. Yo he dado un respingo, de pura alegría, (aproximadamente el mismo que di anoche cuando, a las dos y media de la mañana me encontré al hermano pitbull, suelto, en una plaza de Cosica) y ella ha echado a correr por el salón en un sabroso “corre que te pillo”.

Qué batalla campal del amor, amigos, qué frenesí de lo físico! Hasta los muebles hemos tenido que cambiar de sitio. Por un segundo creí que la perdía, no sabía dónde andaría escondida. He ido a darle lo suyo y lo de su prima escoba en mano y es entonces cuando -otra vez del salón en un ángulo oscuro- ya la he visto. La he visto… la he visto y me ha mirado: hoy creo en Dios.

9 comentarios:

patricia dijo...

que coincidencia!!!!!! puedo prometer y prometo,que anoche se me coló una salamanquesa,tambien llamada gecko,enla cocina,y desde entonces vivo hipnotizada por esos ojitos que me gasta,hoy la tengo pululando por el salón,creo que nunca la echaré...lo nuestro ya es oficial.

pamquibec dijo...

Pero que gustò que Diana vive! Aùn recuerdo la mañana que preguntaba por sus funerales...

... Dejarè abierta mi ventana, ya siento envidia de Paty y de ti.

GRILLO SOLITARIO dijo...

OBAMA NO LAS NECESITA.

PALABRA: reires

Kike dijo...

en casa de mis padres siempre se ha tenido respeto y admiracion por lagartijas y salamanquesas. Recuerdo a mi padre perfectamente decir que se comen diariamente su peso en mosquitos cada vez que veiamos una (y en verano, era casi a diario). Son unos animalicos de dios que no hacen nada (aparte de pegarte algun que otro susto si no reparas en su presencia) y que encima eliminan a un animal tan molesto como es el mosquito. Que mas queremos!

palabro: brefy

savirec dijo...

Mi gato cazó una salamanquesa el sábado pasado y nos la trajo como bello regalo (los gatos y sus protocolos). Para horror de mi chico dejé a la Salamanquesa, que seguía viva, en libertad bajo la misma teoría que Kike: son buenas y se comen a los mosquitos.

Lo de cortar la cola... digamos que a mi me lo enseñó mi madre cuando tenía 10 años. Un poco gore....

savirec

GRILLO SOLITARIO dijo...

A MÍ SIEMPRE ME HAN GUSTADO. NO HACEN DAÑO A DAIE, Y ENCIMA TE QUITAN LAS MOSCAS Y LOS MOSQUITOS. EN MI CASA SIEMPRE HAN SIDO BIENVENIDAS.

PALABRA: nomol

Rocío dijo...

Obviamente quien ha firmado como savirec he sido yo, Rocío.
Es que hay veces que me ofusco.

ineom

Anónimo dijo...

Que es eso deque terminais todos con palabros raros einh?Josemari.

GRILLO SOLITARIO dijo...

Que es eso deque terminais todos con palabros raros einh?Josemari.

PERDONA, PERO PARA PALABRO RARO AL ACABAR EL TUYO ¿EH?

PALABRA: phillyc

 
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