Vivencias polimórficas de un treintañero perplejo.

jueves, 6 de mayo de 2010

Dinero y poesía mueven el mundo


-“Mucho puede el dinero, mucho se le ha de amar.”
(Juan Ruiz, Arcipreste de Hita)





Como me he levantado de un inusitado buen humor y sin cagarme en nadie (¿Cómor? -Eso existe, Señora...) hoy tengo ganas de hacer un post un poquito demagógico, que es una de mis especialidades. Pensando pensando (son muchas horas de siesta en sofás, vous comprenez) he llegado a la conclusión de que hay dos constantes en mi vida de las que no me puedo zafar, a saber: el dinero y la poesía. Las cito en este orden porque yo soy de esas personas que dejan lo más rico del plato para el final, por el sabor de boca.

Ayer a la hora de la comida se produjo en mi salón cosiqueño uno de esos fenómenos que la gente que ha estudiado da en llamar conceptual corners, un punto de intersección de ideas que resulta tremendamente estimulante a la imaginación. Algo así como cuando Ángel González habla de “esas grietas que el otoño forma al interceder con los domingos en algunas ciudades.” En mi caso estaba leyendo las Rimas de Bécquer, admirado del poder del amor y de lo cursis que eran en el siglo XIX (desde el respeto) y tenía puesto de fondo el telediario de Antena 3. Sonaban las noticias económicas, y las cintillas de las cotizaciones se acompasaron a la cadencia de los versos del romántico sevillano.


“Mientras haya una empresa que cotice en bolsa, habrá poesía” -creí escuchar, y entonces me di cuenta de que me estaba quedando dormido. Y hete entonces que transitando por las páginas de Bécquer, tras venir de conocer la desastrosa situación económica española, me encontré con esa “Rima XXVI” que dice que “una oda sólo es buena/ de un billete del Banco al dorso escrita.” Y me cajé en las brajas, claro.

De repente, todo concordaba: todo se venía a mi mente en un tropel de imágenes e ideas, versos y recibos de cajero automático, lo comprendía perfectamente pero a duras penas era capaz de expresarlo con palabras. Poesía y dinero, dos conceptos las más de las veces antagónicos pero que están más relacionados de lo que estamos dispuestos a admitir. Entonces fue cuando me di cuenta de que me faltaba la cartera.


Dios mío, man! ¿Me la habrían vuelto a robar? ¿La habría perdido? Perderla imposible, porque iba muy bien guardada en la mochila y en las últimas ocho horas solo había estado en el trabajo y en mi casa. Volví al trabajo, fui a mi mesa, me hice abrir despachos... regresé a mi casa, removí Roma con Santiago con el sofá y los cojines, tuve una mini crisis nerviosa, me cagué en mi mala estrella y me dispuse a aceptar lo inevitable: aquella mañana me habían birlado la cartera. Nada menos que por segunda vez en cuatro meses. La primera vez fue en Madrid, que tiene un pase, pero esta... en Cosica... ¿era ese el regalo de despedida que me iba a dejar el pueblo?

Porque si me la habían robado, había tenido que ser en mi lugar de trabajo, y a unas horas muy concretas. Y solo podía haber sido algún cliente. A mi joven cerebro acudieron escenas de la Roma Antiqua, de Nerón, del Gran Incendio de Londres, de Divisiones SS entrando en aldeas rusas, de anuncios con Joan Manuel Serrat... Más tranquilo, di de baja la tarjeta de crédito -qué remedio- y me dispuse a afrontar como un hombre el ominoso calvario consistente en (¿lo diré?) la renovación del carnet de conducir y el DNI. Por segunda vez en cuatro meses, repito.


Al cuartel de la Guardia Civil iba ya, a poner la denuncia, cuando por un resquicio de mi incendiario cerebro apareció la lucecita de que había una dependencia de mi empresa en la que no había mirado. Ah, pero era imposible que me hubiera dejado la cartera en la cafetería, vamos, si esa mañana me habían invitado a desayunar! En vano traté de localizar a la encargada del bar, no estaba en casa, no llevaba móvil, ¿es que mi intranquilidad no tendría fin aquella tarde? Como un lobo (por usar la frase de Miguel Bosé, aunque este post vaya en parte de poesía) me eché a las calles de Cosica hasta que di con mi presa.

Sudores fríos, temblores de rodilla y un abrazo después respiré tranquilo: me confirmaban que la cartera estaba en la cafetería a buen recaudo. Al parecer me la había dejado olvidada en el mostrador, y ni yo me acordé ni nadie tuvo a bien subir a avisarme y/o devolvérmela. De modo que aquí me tenéis, en mi Cosica sin tarjeta de crédito -que entre vosotros y yo no es que me sea aquí de mucha utilidad-, pero al menos con toda la documentación intacta. Después de todo este episodio tuve que tirar a la basura el librito de Bécquer, no porque tenga nada malo, sino porque como comprenderéis ese ya sí que me resulta inútil.


Porerror, empezaste diciendo que ibas a reflexionar sobre el dinero y la poesía y lo que nos has contado es tu tarde de ayer (y no entera.) Touché, Señora, pero es que me apetecía compartirlo con vosotros, si no luego os quejáis de que no escribo... Y un post titulado “Mi despiste anual” como que no mola, ¿no?

10 comentarios:

Fran G. Matute dijo...

Pensaba que tenías en mente escribir una ópera rock y te estaban llegando a la sesera los primeros versos "dinero y poesía están arruinando la tierra"...

Kike dijo...

enhorabuena por tu cartera, tu dinero y tus poesias...

lo que ha sido de poeta es ese "aunque" en referencia a la frase de Bose. Genio!

Anónimo dijo...

You're lucky! María

patricia dijo...

no entiendo porqué Becker no incluyó en sus rimas la mas famous...Y QUE RIMA CON CINCO! jojo

Rukia dijo...

Bécquer...cursilón pero ay... es que esa perillita...

Sí, tengo un amor platónico y lleva varios años bajo tierra, pero qué le voy a hacer, soy una romántica por mucho que me afane en negarlo.

Ah, esto, enhorabuena por no perder la cartera, o por perderla y encontrarla.

Anónimo dijo...

Más casualidades: ayer también estuve yo toda la tarde sin encontrar la cartera.No es buena sensación esa.
Un simple mojaquero.

Seño Ana dijo...

Rukia,secundo lo de la perillita de Bécquer, y lo de Kike del "aunque".
La última vez que me robaron la cartera (compartíamos sucursal, Porerror) alguien me contó una paranoia de robo de identidad y pufos en joyería por 3000 euros... total que tuve pesadillas bastantes meses. Me alegro de que la encontraras.

SNQEV

Anónimo dijo...

espero que no sea verdad lo del librito a la basura...se me caería un mito

Anónimo dijo...

eso digo yo???? RESCATA EL LIBRO AHORA MISMO!!!!mjesús

GRILLO SOLITARIO dijo...

PUES POR AHORA TENDRÁS QUE CONFORMARTE SÓLO CON EL DINERO. HUELGA DE POETAS

 
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