Vivencias polimórficas de un treintañero perplejo.

jueves, 15 de julio de 2010

Consiertaso, che!



“Fue amor”

Si algo he aprendido durante estos tres años de Estatuas Verdes es que
Fito Páez no os interesa lo más mínimo (salvo a un par de lectoras). Si algo me ha ocurrido a mí, es acrecentar mi devoción hacia la música del argentino. Por eso no os quiero infligir un post al uso sobre Fito Páez, entendedlo como un fenómeno: fijaos en lo que escribe un fan.

“Ciudad de pobres corazones”

Me desplazo a
Córdoba para cumplir uno de mis sueños, ver un concierto de Fito Páez. Enmarcado en el “Festival de la Guitarra” (hecho al que Páez se refirió irónicamente, él que es famoso por tocar los teclados) fue un recital en el Gran Teatro, marco de lujo. Todos sentaditos, tranquilos, congregados para escuchar con respeto las perlas del cantante de Rosario. Escoltado por una banda de otros siete músicos (“No hacían falta tantos músicos para el sonido que quiere, se debe gastar un pastón”, me comenta mi acompañante, que es músico) aparece Fito. Traje y corbata blancos, gafas blancas, pelos largos, pose de divo, gestos, zalamerías al público (sobre todo al femenino)… ya nos tiene en el bolsillo.

“Naturaleza sangre”

A los pocos minutos del concierto constato una evidencia, que se ve confirmada. Los únicos del público que se saben todas las letras somos cuatro niñas argentinas de la fila de delante (que se la pasan el recital de pie, captando la atención de Fito) y yo. El repertorio me hace emocionarme más veces (incluso) de lo que esperaba. Siete temas de su último discazo Confiá (2010), digamos que “las buenas” y otros diecisiete clásicos, unos obvios pero otros más rebuscados. Un regalo para sus devotos.


“A rodar mi vida”

Sinceramente, no me sorprendieron “Un vestido y un amor”, “Dar es dar” o “Mariposa Tecknicolor”, lo cual no es decir que no me emocionaran. Pero por poco me da un soponcio cada vez que Fito acomete alguna de mis favoritas inesperadas: “Naturaleza sangre”, “11 y 6”, “Tumbas de la gloria”, “Polaroid de locura ordinaria”, “Llueve sobre mojado” (Gracias, Joaquín!) o “Circo Beat”. Al propio Fito se le nota a gusto, bromea sobre la belleza de las cordobesas y la temperatura de la cerveza en la ciudad. Ironiza sobre su propia pedantería (“Psicodélica star de la mística de los pobres”… ¿qué carajo será eso!) y altera algunas letras para arrancarles sonrisas a los más fieles de entre los presentes.

“La nave espacial”

Impresiona ver con qué naturalidad los temas nuevos se camuflan entre los más antiguos y conocidos. Es porque el disco nuevo es muy bueno. El sonido de la banda es excelente, son los beatles latinoamericanos. Fito canta tan bien como siempre, con sus gallos incluidos. A donde no llega su voz llegan sus gestos de director de orquesta de los Looney Tunes. El público vibra, yo más, él canta, nos levantamos del asiento. No os cuento cuántas veces se me saltaron las lágrimas durante el concierto porque luego me dice la gente que soy muy confesional en el blog.

“Mariposa Tecknicolor”

Con los bises Fito se cambia: camiseta de algodón, jeans, botines, gafas rojas. Cambia el ambiente, cercano al paroxismo. Interpreta “Dar es dar” improvisando estrofas, andando por el escenario, es mesiánico pero accesible. “La verdad es que las letras de este hombre te ayudan en la vida, ¿eh?” –me dice mi acompañante. A mí me han ayudado durante años. Para la última –“Mariposa”- es la locura. Nos acercamos corriendo al pie del escenario, nos saltamos a la torera la prohibición de hacer fotos. Cantamos a un metro de Fito la letra con devoción, como la oración que es. Él refulge de sudor, de satisfacción. La sonrisa no le cabe entre las gafas. Choca manos, saluda, sonríe, presenta a la banda. Los incondicionales le aclamamos. Él nos lo devuelve en canciones.

¿Incomprensible? ¡Pues claro! De eso se trata.

lunes, 12 de julio de 2010

"Voto a Dios que me espanta esta grandeza"


-“Voto a Dios que me espanta esta grandeza.”
(Miguel de Cervantes)




Estatuas Verdes ya lo dijo: que España ganaría el Mundial y que yo aquí fingiría haber estado interesadísimo desde primera hora en su desarrollo. Antes de que empecéis a gritarme: la final la vi, y la sufrí como el que más. Pero, ¿a quién le interesa el fútbol cuando los mejores momentos de esta Copa del Mundo nos los han brindado cuestiones estrictamente extradeportivas? Hubo algo en lo que sí me equivoqué: dije que este Mundial me sudaba el ojjj… porque no era interesante. ¡Qué error, amigos! Todo fuera eso en la vida.

España campeona del mundo… campeona del mundo de bizarría. A eso me apunto. Una lista de temas bizarros alrededor de este Mundial, pensados así a bote pronto, hace que la cabeza me dé vueltas de alegría: el concierto de las vuvuzelas, la controversia del jabulani, el hijo de alquiler de Cristiano Ronaldo (ya avancé hace un año que sería un icono bizarro), la desnudez (o no) de Larissa la paraguaya, el waka-waka de Shakira, el affair Casillas/Sara Carbonero, los petardos de Maradona, las predicciones del pulpo Paul…



Definitivamente, un Mundial muy de bronce verde, if you get my drift. De entre todos estos temas ha habido dos que prefiero, y no es difícil acertarlos. Por un lado, me ha fascinado la presión mediática y la censura sobre la figura de Sara Carbonero, “it girl of the moment”, reportera deportiva extraordinaire y novia del portero de la Selección. Que si su presencia tan cerca del cancerbero suponía una distracción para su juego, que si la chavala iba a palotizar a Íker y me lo iba a distraer… Sara Carbonero hasta en la sopa, las agencias de noticias mandando centenares de imágenes suyas, Rajoy opinando del tema… Confieso que me tentó escribir un post sobre aquello, pero me dio una mezcla de coraje y pereza.

El otro supertema son las predicciones del pulpo Paul, algo que realmente se nos ha ido de las manos. Esta tarde nos hemos merendado con la noticia de su retirada, y menos mal, porque si no la criaturita corría el riesgo de acabar a feira sobre un plato de madera. Entendedme bien, no estoy en contra de que un molusco cefalópodo opine de fútbol, probablemente entenderá más que yo –probablemente no, seguro!- pero me da un poco de miedito que sus vaticinios abran los telediarios… de la BBC.


Y en estas estaba cuando ayer, tras comprobar que la Reina no sabe español (desde el respeto), pedí a los amigos que tuvieron a bien invitarme a ver el partido en su casa que cambiaran de Canal + a Telecinco. Y entonces se obró el mirlo. ¿Te refieres a Camacho zampándose el micrófono? No! A las entrevisticas a pie de campo: Nadal, Plácido Domingo, Capdevila con un cubo en la cabeza… hasta la más morbosa, claro. Íker Casillas. La reportera le cuestiona, él está emocionado, no se atreve a mirarla, se ríe como un mongolo (campeón del mundo y enamorado), hasta que se pone a hacer un catálogo de gente a la que agradece… PELIGRO. Y no la cita a ella. Harto decepcionante, harto discreto: ella, la profesional.


Pero hete aquí que en un momento histórico (que comparo favorablemente en interés sociológico con el gol de Iniesta), Casillas se lanza y le come el boquino a Sara. ¡Qué bonito! Sí señor, amigo, con un par! No haberlo hecho sería una cobardía y una farsa. Ella se queda más picueta que picueta (tenía más que perder). Pero su jefe, el empalagoso JJ Santos sanciona el gesto de cariño: “Así son nuestros jugadores, muy bien”. Si JJ da su consentimiento, ya puede haber boda. De Pedro Salinas a El Canto del Loco, toda la tradición lírica española sobre los besos se me viene entonces a las mientes.

La española cuando besa es que besa de verdad, el futbolista español también. ¡Bien por Íker, el ladrón de besos, mi nuevo ídolo! Llevo una temporada de un romántico que no me aguanto, chavales. Solo me queda una duda… ¿sabrá la boca de Sara a pulpo?

lunes, 5 de julio de 2010

El Dr. Gonzo se saca el DNI (I)

-“Viene sin papeles/ por eso sus carnes duelen.”
(Mártires del Compás)




La juventud me lo había preguntado reiteradas veces. ¿Por qué no escribe Porerror? Cada vez que estoy un tiempo sin hacerlo me veo en la obligación de dar una explicación aquí. ¿Absurdo? Puede, pero ya es un clásico de Estatuas Verdes. Otras veces admito que he mentido y os he contado una milonga o exageración, pero esta vez vaya la cruda verdad por delante, la razón es única. Llevo dos semanas sin hacer un post porque he estado intentando sacarme el carnet de identidad, que algunos llaman DNI.

Interior, día. Un tierno infante de 8 años en clase particular de inglés con su profesora nativa. Habla el niño:

-“Y en Inglaterra… ¿por qué no tenéis carnet de identidad?

-“¿Estás loco, chico? ¿Tener un papel obligatorio con todos nuestros datos para que el estado pueda controlarnos? Un inglés jamás lo aceptaría!”

Acto seguido le pregunté a mi profesora por la mili y al escuchar su respuesta me eché a llorar.

Se objetará que el pasaporte tiene idéntico poder de control, pero con el matiz de que no es obligatorio sacárselo. La falacia –claro está- reside en que el estado británico controla a sus ciudadanos de miles de otras maneras: impuestos, censos, listas de todos los colores, cámaras de CCTV por doquier… Pero aquí en España sacarse el DNI es justo y necesario. Es nuestro deber y… condenación. Como todo lo relacionado con el estado, sacarse el DNI implica: molestias sin límite y un gasto de dinero.


DNI, DNI… solo repetir su nombre, la lengua se detiene oclusivamente tras los dientes para acto seguido dejar salir el aire por las fosas nasales, terminando en una pícara vocal cerrada… DNI: tu nombre me sabe a yerba, al césped artificial que hay delante de la comisaría a cuyas puertas he pasado la noche esperando gozar tus deleites.

En mi corta vida he conocido infinidad de sistemas para ir a obtener tan mágico documento. A saber: ser vecino de un policía que te enchufa y vas allí como un señor y te lo hacen en el momento, pedir turno por correo rellenando complicados –y divertidos- formularios e ir a recoger tu carnet siglos después, pedir cita previa en un teléfono de pago… de entre todos el más edificante es el que consiste en ir a la comisaría temprano “a coger número” y rezar para que te atiendan.

How early is early, amigos? He ahí el quid de la cuestión. Recuerdo haberme presentado en la policía dos horas antes de que abrieran, con un libro, sentarme en la acera y finalmente conseguir ser atendido a media mañana. Pero mi DNI caducó hace pocos días, y la última vez que lo renové (por robo) “solo” hube de llamar a un farragoso teléfono de pago donde obtuve cita a dos semanas vista. En esta ocasión llamo –por dos veces- y me es negada la cita. ¿Misterio? ¿Error de Rubalcaba? Acudo a la web y compruebo el horror, el horror: en toda mi provincia no queda ni una sola cita disponible para DNI de aquí al mes de septiembre.


Acudo a mi comisaría y me advierten: tener el DNI caducado no es la cosa más terrible del mundo, chico. Conmovido, porfío que una solución quiero, a lo que la funcionaria, en tono semiconfidencial, me revela: ¿Conoces la leyenda de la comisaría que atiende sin cita previa? Es a la vieja usanza: vas allí, coges tu número antes de que abran y te lo hacen en el momento. Pero una cosa te digo: vete temprano.

Efectivamente, en el pueblo de Caviar del Río, a media hora de Miciudad, todavía funciona este sistema. Atienden a las 9, dan número a las 8. Me planto allí a las 6 y media. Y me como un mojón de a kilo. [CONTINUARÁ]
 
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