Vivencias polimórficas de un treintañero perplejo.

lunes, 8 de abril de 2013

Comunicación telefónica con MIGUEL, novio de Miriam


“¿Es el enemigo? Que cuándo van a atacar…” El teléfono, amigos, qué grandes alegrías nos ha dado durante un par de siglos. Ayer tarde me entero en uno de esos concursos de Antena 3 que ni la esposa ni la madre de Alexander Graham Bell escuchaban un pimiento (“oían un pimiento”, para los no andaluces). Pero el teléfono: ¡qué gran invento! Aquellas facturas terroríficas con llamadas locales… aquellas conversaciones adolescentes con ligues o amigos, desde un teléfono fijo sito en todo el centro del salón familiar… ¡sabiendo por las películas que en los USA los hijos de familia tenían un supletorio dentro de su propio cuarto…
Si no has tenido que buscar “supletorio” en el DRAE probablemente seas de mi misma generación (Yo fuí a la E.G.B., etc): fuimos a las EGB y ya en la carrera vimos Gran Hermano, como parte de un experimento sociológico que salió esperpénticamente mal. Ahora Gran Hermano va –me entero- por su edición nº 14, y aunque ya no lo veo pues me provoca pereza y sonrojo (creo que hice un post hace un par de años), confieso que me hallo galvanizado por una trivial anécdota acaecida este año, de la que he sido testigo por casualidad. O por obligación. Últimamente soy incapaz de encender la tele sin que aparezca en la pantalla el rostro esmorecido de una chiquilla rubia de bote llorando a moco tendido. Un cintillo explicativo me informa de que la escena fascinante a la que estoy asistiendo tiene por título “Comunicación telefónica con MIGUEL, novio de Miriam”.


Miriam es la llorona, ya hemos adelantado algo: la mejor “llorona” desde aquella que cantuviera Chavela Vargas. Y como vosotros tampoco veis GH 14, yo os explico el drama. ¿Qué congoja, duca o tortura ha llevado a Miriam a deformar su juvenil rostro con tales expresiones de llanto? ¿Qué zozobras trágicas alberga su corazón?, ¡¿QUIÉN?!... ¿Quién es el hijoputa que hace llorar así a la criatura? Llamo a Harvest pero como él tampoco ve GH le encargo que investigue entre su dilecto alumnado, y averiguamos que la ubicua plañidera catódica no es parte humillada ni ofendida; antes bien, ella le ha puesto los cornacos a su novio de fuera, Mike: “MIGUEL” para los cintillos. Y ambos están ventilando los trapos sucios en una llamada telefónica a la tele.

De manera que: Miriam, la rubia de las lágrimas, suelta lágrimas como puños de mono (es el nombre de un nudo marinero, malpensados) porque, confrontada con su propia zorrería, se ha visto expuesta como una mujer mala delante de toda la España que ve ese programa. Ese programa al que ella ha acudido voluntariamente y en el que concursa –tras un arduo proceso de selección (creo que le midieron las tetas)- para ofrecerse por TV. Que su novio MIGUEL le ha echado en cara que una persona que se comporta así (= frotarle la cara interior de los muslos a un tal Igor) no puede ser la mujer de su vida. “Una guarretería impresionante”, en palabras de Josema, alumno de 14 años. Otros alumnos confirman lo que me temía: que entre Miriam e Igor, hay untamiento y ayuntamiento (carnal). Y que la chiquilla estaba prometida para casarse.
 

Por eso llora Miriam: por eso las pantallas, todas las pantallas del mundo nos devuelven su imagen chiquitita con sus ojos manando líquido. Por eso Miriam es como ese personaje del cuento de Italo Calvino cuyo rostro se multiplicaba en fotos de fotos de fotos, en todas llorando todas las lágrimas de su cuerpo (como dicen los franceses). Por eso destilan sus ojos la savia de la pena, y se aferra al mantra de GH, del que hasta yo me acuerdo: “¡Es que fuera no se ve todo, cari! ¡Es que tú no has visto cómo son las cosas aquí dentro!” Sentencia MIGUEL –foto fija con crestita, voz en off- “Precisamente lo he visto todo: lo ha visto toda España”. Los alumnos de Harvest son inmisericordes: “El Igor solo quiere a la Miriam pa lo que la quiere”. No caigas en ese profundo error, Miriam!!! Se te ha hecho el chocho Pepsi-Cola con un mozo que no te respeta, que solo te quiere para palotizarse debajo de un edredón en la tele… un cuento tan antiguo como el mundo.

Y del otro lado de la pantalla (¿o debería decir espejo?) nosotros. Asistiendo con piedad y terror a una depuración de nuestras almas: es como ver la lavadora centrifugando pero con la diferencia de que el cerebro entiende lo que hay dentro, aquí no se mezclan los colores. Miriam, desde su pantallita minúscula de Guadalix de la Sierra, se ha convertido en Mike TV, aquel personaje de Roald Dahl que a fuerza de ver la tele se desintegró dentro de ella. Es la imagen de Bruce Willis acariciada por las manazas (iba a decir “manitas”: ja ja!) de Liv Tyler en Armaggedon (1998). Es Thom Yorke ahogándose dentro de la pecera del vídeo de “No excuses”“No Surprises”: la dolorosa bajo parabólica, la mujer que llora en público por todos nuestros pecados privados en esta Pascua de Resurrección.


Dice el Papa Francisco que los cristianos no pueden estar tristes, pues algo así nos pasa a los lectores de Estatuas Verdes, sigan el credo que sigan. Miriam llora para que nosotros nos descojonemos, somos Ignatius J. Reilly indignados y fascinados a la vez por las groserías que nos ofrece la tele. A lo mejor he distorsionado los particulares de la llamada de Miriam y MIGUEL, qué más da. Son un enxiemplo. Los detalles dan igual, y pasarán: me quedo con el icono porque su llanto es eterno. Mientras tanto, desde el lejano planeta Tierra, nosotros asistimos al drama de la última llamada telefónica de E.T. cómodamente atontados, y sólo podemos decir –con Pink Floyd-: “Hello! Is there anybody in there…?”

 

martes, 2 de abril de 2013

Papismo, o: El tema del Papa ahora os lo explico yo si eso


“Viva la pa-pa-pappa/ col po-po-po-po-po-po-pomodoro...”
(Rita Pavone)




Si hay algo que caracteriza a Estatuas Verdes, es que somos fans de la Santa Sede. Esto, que por algún motivo puede que nunca haya salido a relucir aquí en cinco años, es algo que los que me conocen en persona saben bien. Al igual que muchos españoles se profesan “no monárquicos sino juancarlistas” (dando a entender que no comulgan con la institución pero sí con la persona), en Estatuas Verdes somos al contrario: monárquicos, aunque no de Juan Carlos. Y papistas, independientemente de quien ocupe el trono de San Pedro.
Como decía un tuitero, en mis 35 años de vida he conocido a más papas que presidentes de la Junta de Andalucía. Hecho asombroso que se explica por los breves pontificados de Juan Pablo I y Benedicto XVI. Acerca del último papa poco tengo que decir: su nombre dio mucho juego con lo de “equis uve palito”, se le acusó de nazi, de inquisidor (como a todos los papas, vaya) y parece ser que era un teólogo de talla. Esto último lo digo por referencias, aunque prometo ponerme al día con su obra La infancia de Jesús (2012), que amablemente me regalaron los buenos Grillo y Malele, y del que solo he leído el prólogo. Pero no me negaréis que cualquiera que haga decir a la prensa que “no hay que poner mula ni buey en el Belén” o que “los Reyes Magos eran andaluces” no es un G.R.A.N.D.E.

Aunque para G.R.A.N.D.E., su antecesor Juan Pablo II, al que vi de lejos una vez que estuvo en Miciudad (tampoco soy de JMJ ajierro, eh?). Parodiado en pelis de Leslie Nielsen, en la serie Búscate la vida, objeto de un pasodoble de Antonio Martínez Ares y de un cuarteto de El Libi de Cádiz… semejante currículum bastaría para encumbrar a cualquiera a la gloria eterna (no hablo de los altares, que eso va por buen camino, y si no que se lo pregunten al ninot que han colocado en Sevilla en la capilla de La Estrella). Pero hubo más, rimas con su nombre (“te quiere todo el mundo”), sevillanas “del adiós”, reñirle a Ernesto Cardenal, decir que no existen ni el cielo ni el infierno ni el purgatorio… verdaderamente, el legado de este hombre no tiene parangón.
Guasas aparte, mi fascinación por el papado la descompongo en una triple vertiente: una seria, otra cómica y otra más bizarra. Atentos, porque a lo mejor no son las que os esperáis. Lo serio es que soy católico, y por ese motivo me interesa el papa. Ni soy su esclavo ni sigo sus tuits a diario ni sus opiniones dictan mi vida pero me gusta estar informado –en general- de lo que hace y dice, aunque sea para disentir. Considero que los que más deben criticar la labor del papa son los que le hacen caso, o sea los católicos, ya que a ellos se dirigen los mensajes que lanza. Me fascina empero que quienes más pendientes parecen estar de las papadas sean sus enemigos, pero esto –a poco que se escarbe- es tan fácil de explicar… diré más luego.


Sobre lo cómico del papa y su pompa creo que tampoco es necesario hacer mucho hincapié: los ejemplos que he dado acerca de los “personajes” Juan Pablo II y Benedicto XVI hablan por sí solo. Como figuras de poder y autoridad, los papas y la institución que representan son automáticamente blanco legítimo de burla y parodia. Creo que hay algo de gracioso, estéticamente hablando en esos hombres con esos blancos ropajes, zapatos rojos, etc. En pleno siglo XXI (y en el XX, vamos). Será jefe de estado, pero también lo es un rey y ya ninguno lleva cetro, corona o manto de armiño como atributos. La moda religiosa ha sido comentada cáusticamente por ejemplo en el cine, desde Fellini a Almodóvar. También me parece que la avanzada edad de los papas (no dudo en que tengan que ser así) se presta a la chanza desde el punto y hora en que se crea una tensión entre los conceptos: líder-jefe de estado-poder y vejez-decrepitud. Sé que esto es cruel decirlo explícitamente, pero a ver quién tiene cojones de negarlo.
Tampoco ayuda que en lengua española la palabra “papa” sea homónima con otras papas, las de Solanum tuberosum, las que nos comemos fritas, aliñás, con tomate, bravas, etc. Que “papa” sea una manera de referirse al progenitor masculino en determinados ámbitos. O que la “papada” sea una innoble y grasienta parte de nuestra anatomía y la de algunos animales (el adjetivo “ibérica” detrás tampoco ayuda). Aunque tal vez con esto ya nos estemos adentrando en el terreno de lo bizarro. Así es: el halo de misterio y secretismo que rodea a la elección de los papas, su campo semántico: el cónclave, las votaciones, el camarlengo, los papables, esas fumatas, por Dios, que están pidiendo a gritos que se hagan chistes sobre ellas!!! Toda la parafernalia del pasado que acompaña al Vaticano, un estado que es en sí un anacronismo, por no decir la moderna: el Papamóvil (el mejor -móvil desde el de Batman...) es algo que por fuerza debe resultar fascinante, y más aún a los que no son católicos. Por no hablar de que parece que los más preocupados en que las mujeres sean sacerdotes o en usar condón son los ateos, supongo que será porque quieren acabar con el catolicismo.

 
No es de extrañar: la primera misa del nuevo papa Francisco la retransmitió “la BBC de Londres” (por citar a Hugo Chávez), cosa que no hizo ni TVE 1. Hace mes y pico mi novia se sorprendía del seguimiento mediático que tenían en el Reino Unido las noticias sobre la elección del nuevo papa, y es que en UK no hay cosa que fascine más que el Papa de Roma, con la posible excepción de Hitler (los malos mola, ya se sabe). Por si esto fuera poco, las referencias al pontificado se acumulan en el pop español: Def Con Dos, la F.R.A.C., Ismael Serrano (“Ah, no! Que ese decía Papá)...
A medio camino entre el beato y el diputado de IU soy crítico con la Iglesia, tengo ilusión porque sospecho que el nuevo papa argentino va a darnos grandes tardes en sus tres vertientes: “Habemus pampa”, etc. Porque hablará en español, ya ha trascendido su sociedad a un club de fútbol, etc. Pero los gestos que lleva hechos de momento me son muy agradables. Que el papa es malo, etc. podemos leerlo en la revista El Jueves. Que es gracioso, ya os lo he dicho yo. A ver qué hace ahora él..
 
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